NEBLINA MORADA
El amor y los filósofos
Irving Ramírez
Irving Ramírez
Un tema proscrito de la filosofía ha sido el amor. Tal vez por su naturaleza personal y diversa, por su ascendencia democrática, por su evanescencia, y considerársele vulgar, no fue considerado por nadie, salvo Platón con su mito del andrógino original y la busca de la mitad pérdida, esa nostalgia que permea en todos, o su reaparición en Giordano Bruno, que lo definía como un amor metafísico, o la radical y conservadora de Schopenhauer que remitía su aparición solo como pretexto para la reproducción y la preservación de la especie. En tiempos nuevos, Roland Barthes lo estudió como una estructura de poder y lo fragmentó en relatos. El amor como algo marginal e irrecuperable. Incluso desterrado del ámbito del conocimiento, de la inteligentsia. Sin embargo, quien refrescó la reflexión sobre este sentimiento y dotó de una nueva mirada, tal vez muy polémica, es el extraordinario filósofo austriaco Otto Weininger, más conocido por ser el profeta de la misoginia y el antisemitismo, pero que creó una plataforma conceptual muy vasta sobre los seres humanos modernos. Y el amor fue uno de sus ejes.

Siguiendo esta idea, la película Los amantes de María, de Konchalovski, sería un ejemplo: el esposo que persiguió a la mujer años, al casarse con ella no puede tocarla y prefiere huir dejándola con el ardor del sexo intacto. La ama tanto que no puede mancillarla. Esto

Weininger concibió esta obra maestra a los 22 años, a los 23 se suicidaría en cuarto de hotel donde murió Beethoven. Se le recuerda por su antisemitismo, por su misoginia acendrada, y por su brillantez filosófica. Sus tesis sobre el amor, en general, merecen ser discutidas. Termino con una de sus ideas: “El amor es la suprema y más vigorosa manifestación de la voluntad para adquirir un valor, por esto se manifiesta en él más que en ninguna otra cosa del mundo la verdadera esencia del ser humano, que oscila entre el espíritu y el cuerpo, entre la sensualidad y la moralidad, y que participa de la divinidad y de la animalidad. Solo cuando ama el hombre es tal como es. Así se explica que muchos individuos comiencen a creer en el propio Yo y en el Tú ajenos tan solo cuando aman”.
Yo creo que el amor es más que un sentimiento: filosofía intrínseca, filosofía inmanente, filosofía inocente y autónoma, que emplaza a la reflexión de un cuerpo y una conciencia más allá de si misma.
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