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jueves, 28 de abril de 2011

Mímesis y más allá: Mallarmé, Boulez y Cage, por Jonathan Scott Lee

La hermenéutica literaria suele estar vinculada al ejercicio intelectual más que al creativo, pues en este último terreno se le suele llamar más bien influencia. Pero, ¿qué sucede cuando este trabajo de interpretación es realizado por artistas de disciplinas que no corresponden a la que pertenece el autor a interpretarse? Eso es lo que explora nuestro amigo y colega Jonathan Scott Lee en este ensayo que explora cómo es que dos de los más influyentes compositores del siglo XX, el francés Pierre Boulez y el estadounidense John Cage, basaron sus correspondientes propuestas estéticas en la lectura e interpretación de la estética de Stéphane Mallarmé, y cómo fue posible que de esa lectura hermenéutica surgiesen dos propuestas estéticas no sólo totalmente opuestas sino que se rechazaban una a la otra.

El caso de ambos compositores resulta de particular interés no sólo para los estudiosos de la música clásica del siglo XX, sino también para los de las relaciones interdisciplinarias, en especial por aquella de la poesía con la música. No es un secreto que ambos compositores fueron grandes lectores de poesía, no menos que de prosa. Boulez ha escrito gran parte de su obra sobra la base de sus lectura e interpretaciones de la poesía de René Char y Mallarmé, en especial sus muy influyentes Le marteau sans maitre y Pli selon pli, basadas no sólo en textos de ambos poetas, sino en la estructura que emerge de los poemas que le dieron origen.

No se trata, como se podría pensar, de una lectura errónea de la obra mallarmeana, ni de suponer que toda lectura deba conducir al mismo resultado, sino más bien de eso que Harold Bloom ha llamado la ansiedad de la influencia.

Escrito con numerosa terminología musical, "Mímesis y más allá" es un ensayo fascinante y provocativo, pero también una reconstrucción intelectual de uno de los desencuentros estéticos más célebres e influyentes del pasado siglo, y cuyos ecos aún se pueden hallar en la música contemporánea, no menos que en otros terrenos como la poesía y la dramaturgia. Para leerlo completo, basta descargarlo en el siguiente enlace.




martes, 26 de abril de 2011

Baudelaire. El hombre del traje negro, por Anita Brookner

Charles Baudelaire es la figura literaria más influyente del siglo XIX y el fundador de una nueva forma no sólo de ver el mundo sino de apercibirlo. Autor de un libro fundamental como Las flores del mal y creador de un nuevo género literario, el poema en prosa (fundado sobre las huellas de Aloysius Bertrand), Baudelaire no ha perdido un ápice de su fascinación. En este ensayo deslumbrante, escrito con una prosa exquisita y con una sabiduría envidiable, la historiadora del arte y novelista británica Anita Brookner (ganadora del Booker Prize, el más importante premio literartio británico) nos ofrece una suerte de retrato íntimo, intelectual, del célebre escritor francés, explorando su inteligencia y sensibilidad para plasmar el momento histórico que le tocó vivir, pero al mismo tiempo creando un nuevo tipo de escritor, del que todos somos herederos y deudores de una forma u otra.


"Lo que distingue a Baudelaire de todos los poetas y prosistas previos es su total subjetividad, su constante compromiso con un sistema de valores que desarrolla a través de toda su vida activa. Para Baudelaire el arte es un compromiso moral, y en el más amplio sentido prueba que el hombre puede elevarse por sobre el nivel de los animales", escribe Anita Brookner sobre el poeta, apenas ocultando una genuina admiración. Poetas en la web se enorgullece en presentar este ensayo, escrito con una prosa admirable y prácticamente sin una sola frase que no sea exposición pura, "Baudelaire. El hombre del traje negro", capítulo de su extraordinario libro El romanticismo y su insatisfacción (Londres/Nueva York, 2000), inédito en español. Para leerlo completo, descárgalo en el siguiente enlace.

martes, 19 de abril de 2011

La poesía romántica polonesa y la música de Chopin, por Zbigniew Sudolski

La imagen trágica del compositor polaco Fryderik Chopin se adapta a la perfección a todos los clichés y a todas las necesidades iconográficas que el romanticismo nos heredó. Desde su frágil salud y su genialidad compositiva, hasta su relación amorosa con la escritora George Sand, todo en Chopin pareciera elaborado para satisfacer la necesidad moderna de héroes trágicos. Menos conocida, pero no por eso menos importante, es su relación con los artistas, y en particular con los poetas románticos poloneses, de quienes Chopin se alimentó espiritualmente y cuyos poemas originaron no pocas de sus composiciones, pero también a la inversa.


En este ensayo del profesor Zbigniew Sudolsky, inédito en español, y traducido especialmente para Poetas en la web, se analizan y exploran estas líneas conductoras no tan evidentes en la obra del compositor nacional polonés, permitiéndonos ver su obra y su vida desde una perspectiva diferente, más integral, y que permite entender los vasos comunicantes entre música y poesía, dándonos una perspectiva alejada de los clichés, y liberándonos de los corés intelectuales. Para leer el ensayo completo, sólo hay que seguir el siguiente enlace de desacarga.

jueves, 14 de abril de 2011

Dos miniaturas, por Rebecca Ocaranza Bastida

El ejercicio de la miniatura en la tradición narrativa hispanoamericana cuenta con notables exponentes, desde Augusto Monterroso hasta Marcial Fernández. Durante años la desaparecida revista El cuento, fundada y dirigida por Edmundo Valadés, publicó en cada número miniaturas de múltiples autores, desde connotados narradores, hasta público lector que participaba con entusiasmo en tal práctica, allí llamada micro-cuento. Es en esa tradición de notables nombres y textos que se ubican las dos pequeñas miniaturas que nos entrega Rebecca Ocaranza Bastida. Escritos con una prosa limpia y un lenguaje exquisito, son una prueba de la vitalidad de este género y de sus posibilidades. Para leerlas, descárgalas en el siguiente enlace.


martes, 12 de abril de 2011

Voces contra la violencia: Miguel Salmón del Real

El diario de circulación nacional La Jornada publica en su edición de hoy cinco entrevistas con destacados artistas mexicanos quienes hablan sobre la guerra contra el narcotráfico. Por la relevancia de sus palabras, y porque es quien tiene una visión más clara sobre el problema de fondo, reproducimos las palabras del joven director de orquesta Miguel Salmon del Real, y que tomamos de nuestra revista hermana, Crítica musical en México.


Voces contra la violencia
Claudia Herrea Beltrán


Miguel Salmon del Real
Tres días después del incendio de la guardería ABC, Miguel Salmon del Real tuvo que decidir entre tomar la batuta o suspender un concierto de la Orquesta Filarmónica de Sonora. Ante un público consternado por la muerte y lesiones de decenas de niños, optó por reivindicar a la música como algo mejor que una "medicina" y dedicar el concierto a las víctimas.

Esta experiencia y lo vivido desde su niñez, cuando la guitarra, el piano y el contrabajo eran sus juguetes, lo animan a abogar en favor del arte, la cultura y la educación como soluciones de largo plazo. Rechaza una guerra que "si es sólo mano dura, matanza, es una táctica vacía que parece fortalecer a los delincuentes, al obligarlos a organizarse, y suma más de 40 mil muertes", lo que considera imperdonable.

"La verdadera guerra es por el arte y la cultura. Un gobierno que entiende cuán conveniente es tener un pueblo inteligente que sabe comer, encontrar soluciones a lo más cotidiano, porque lee, imagina, es un país que se vuelve rico inmediatamente."

En casa de sus padres –Miguel Salmon, ingeniero físico que aprendió piano en el Conservatorio de Chihuahua, y Ana del Real, sicóloga aficionada al canto–, el joven director de orquesta extrae con delicadeza de un estuche de terciopelo oscuro su batuta de oro, una bella pieza obsequiada por su maestro, el sacerdote Javier González Tezcucano.

A los 22 años recibió esta distinción de su tutor tras haber obtenido los títulos en dirección coral, dirección orquestal, musicología y composición en el Instituto Cardenal Miranda y una beca que le permitió estudiar siete años en Europa. Se graduó de maestro en dirección de orquesta por el Conservatorio de Ámsterdam y fue el primer joven director invitado por segunda vez para cursar en la Academia del Festival de Lucerna, con los maestros Pierre Boulez y Peter Eötvös.

Convencido del talento musical mexicano –lo cuantifica en 300 compositores vivos–, regresó al país después de dirigir varias orquestas en Europa, y en año y medio ha hecho una denodada labor de promoción al estrenar 45 obras de autores nacionales, 31 con su Ensamble Nuevo de México.

Por eso cree que es un "suicidio" recortar el presupuesto cultural para fortalecer el del Ejército. “Por hacer la guerra uno se comienza a suicidar".

"Un niño que toma el violín difícilmente va a tomar una droga, porque su droga ya es el violín, sólo que es una buena y te enseña ejemplos virtuosos de gente constante, talentosa y disciplinada." Ejemplo de ello es la Orquesta Sinfónica Nacional de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, dirigida por el venezolano Gustavo Dudamel, cuyo proyecto –reivindica– nació en la mente del mexicano Carlos Chávez, pero no triunfó aquí porque cuando se puso en marcha hubo corrupción y desvío de recursos.

Discrepa de empresarios y medios de comunicación que –dice– soslayan la cultura por ignorancia. "¿Por qué no hacer un Teletón para niños superdotados? El propósito sería desarrollar talentos, salir de un estadio infantil cultural y no quedarse en la cultura de la compasión, de los campeones sin corona, de ser víctimas de nuestros complejos históricos".

Se trata de pasar de la denuncia a la propuesta. Por eso sugiere reorganizar un organigrama cultural incluyente, sin predominio de un grupo, y dar apoyo a proyectos de vanguardia, “que sólo ciertos artistas underground estamos llevando a cabo”.

Propone convencer a los empresarios de que la cultura también puede ser buen negocio y a las televisoras de hacer programas modernos que acerquen al artista al público, como sucede en Europa, donde los taxistas, cuando reconocen a un director de orquesta, lo tratan bien.

Al Gobierno del Distrito Federal le sugiere aprovechar las pantallas del Metrobús para contar historias de artistas mexicanos, renombrados para que cuando alguien se baje de ese transporte piense que “no sólo existe El Chicharito (el goleador Javier Hernández)”, sino también tenores talentosos como Francisco Araiza. Así como hay domingos de bicicletas, sugiere domingos de orquestas o "Todas las orquestas van a tu escuela".

Salmon observa el piano en el que aprendió a tocar y se pregunta: "¿por qué no invertir en maestros de la imaginación, en artistas o en un ejército de pensadores. ¿No sería eso acaso una verdadera guerra?"

Muestra mínima de poesía chilena contemporánea, por Alejandro Lavquén

La tradición lírica chilena cuenta con nombres notables, y con la figura central de Pablo Neruda, suerte de faro lírico de enorme influencia en todo el continente y más allá. Tradición viva, con hondas raíces tanto históricas como literarias, la poesía chilena es uno de los más importantes afluentes de la poesía hispanoamericana.

En esta muestra mínima de poesía chilena contemporánea joven (o relativamente joven), hecha especialmente para Poetas en la web por Alejandro Lavquén, se pueden observar las nervaduras de ese árbol rico en frutos que es la poesía viva chilena, y que compartimos con agrado con nuestros lectores.

Para leer la antología, descarga el documento en el siguiente enlace.


domingo, 10 de abril de 2011

Con Javier Sicilia en Cuernavaca, por Eduardo Vázquez Martín

Poetas en la web difunde el mensaje que, desde su campamento en la ciudad de Cuernavaca nos manda Javier Sicilia, a través de Eduardo Vázquez Martín, a todos los que en México padecemos el clima de inseguridad y nos solidarizamos con su demanda de justicia y paz para el país.



Con Javier Sicilia en Cuernavaca
Eduardo Vázquez Martín

Ayer visité a Javier Sicilia en su campamento de Cuernavaca. Rescato algo de lo que nos dijo a quienes pudimos acompañarlo. En primer lugar dijo que no se pensaba dejar utilizar, y les envió un pensaje a las izquierdas y las derechas, al gobierno y medios de comunicación, para que no pretendan usar su dolor y su fuerza. También les dijo a quienes le piden que levante su campamento que no lo va a hacer, y en particular se dirigió a Ciro Gómez Leyva, quien sostiene que su actitud puede convertirlo en un martir. A él le dijo que no quiere ser un martir pero él esta llamándonos a movilizarnos, a salir a la calle, y no a escondernos cada uno en nuestro miedo, y que por eso seguiría ahi. También dijo que su lucha era desde su fe y su debilidad. "Nada hay más débil que el amor. Nadie mas débil que el amor de Jesus, que nació en un pecebre de paja y murió como un bandido". Después leyó Piedra de sol, de Octavio Paz, y terminó su lectura sosteniendo el libro de Paz y diciendo que la poesía y la palabra son los principales aliados contra el odio y la barbarie.

Personalmente me pidió que no lo dejemos solo, y es ese el mensaje que deseo transmitirles este domingo.

viernes, 8 de abril de 2011

Detrás del velo, por Jorge González de León

Participante de la reciente marcha contra la violencia y la inseguridad que se verificó en la ciudad de México y otras importantes ciudades del país, así como en el extranjero, el poeta Jorge González de León compartió con Poetas en la web este poema en prosa.


Detrás del velo
Jorge González de León


Despierto y siento el dolor de los hombres y las mujeres buenas de este país. Pienso en el otro lado del velo. Pienso en los hombres y las mujeres que, vestidos de blanco, piden en silencio la paz. Se me viene encima el horror de la situación por la que atraviesa nuestra tierra, ahorita, en medio de las jacarandas más bellas que yo recuerde. Me suenan al oído palabras inquietantes: "el llano en llamas", "bajo el volcán", "diles que no me maten"; pero ahora me suenan más elocuentes los actos de violencia y sobre todo el desafán. Pienso en mis hijas y en los hijos de mis hermanos y en los hijos de mis amigos, pienso en mi ahijado, en mis compadres, en la hermana de Juan. Sueño con ideales cada vez más lejanos, y me inclino y lloro. Pienso en la indecible tragedia que encierra la muerte de un joven. Busco en vano entre mis libros alguno que ilumine tanta oscuridad. Escucho los verdaderos toquidos a la puerta de un país sin verdades y cada vez con más hombres innobles y sin corazón. Me pregunto si alguien nos mira desde el otro lado del velo.

Ya no me asombran tanto las cifras como la desidia y la indiferencia con que hemos aprendido a recibirlas (cuando no nos negamos a verlas); me asusta este país donde los hombres y las mujeres han dejado de tener palabra; donde se anida el peor miedo de todos, el miedo al futuro; donde ya no se puede arrullar a un niño con un "ya va a pasar"; donde no se puede aspirar más que a la comida diaria y frugal; donde el progreso es desesperación que avanza como ninguna otra cosa; donde la esperanza se vuelve indebida, casi ilegal; donde se desprecian las palabras útiles y buenas y hermosas;donde se premian sólo la avaricia y la obediencia; donde los servidores públicos se abrogan el papel de patrón; donde se asesinan jóvenes y se violan mujeres; donde la vergüenza es moneda de uso común. Pienso en los que se han ido, en los padres y en los abuelos, sin nostalgia, en lo que dirían de lo que sucede en estas tierras tan trabajadas, tan desoladas desde el otro lado del velo. Pienso en los jóvenes que voltean a nosotros y preguntan ¿por qué? Pienso en qué hacer y en qué palabras usar. Y me inclino y lloro.

Una comunidad lastimada protesta contra la violencia y la inseguridad

Una comunidad lastimada protesta contra la violencia y la inseguridad
José Manuel Recillas

Cuando Enrique Krauze viajó a Polonia, allá en los albores de los años noventa, para fungir como testigo presencial de los hechos históricos que en aquel país se vivían merced las marchas y protestas que el sindicato obrero Solidarnosk realizaba (y que se conocen como la revolución de terciopelo), el historiador mexicano de corte liberal (de quien Fernando García Ramírez preparó una antología en la que se elogia su carácter liberal) no dirigió su mirada hacia los posibles vacíos en las plazas y sitios donde se congregaba la masa; no decidió mirar para otro sitio porque considerase que todo mundo iba a mirar justamente allí, donde todo mundo miraba; vivió y experimentó eventos tumultuosos de primera mano, pero su testimonio fue absolutamente individual, no se fundió con la masa, ni lo pretendió; no dirigió su mirada hacia otro sitio que no fuera hacia donde todo el muneo, literalmente, estaba en ese momento mirando. Su crónica de esos momentos históricos los registró la revista Vuelta, que dirigía Octavio Paz, y después las reunió en un libro que da fe de esos momentos de gran importancia mundial. Sabemos que lo que dice al respecto es cierto porque hay innumerables testimonios que lo confirman como un testigo confiable. es cierto, también, que lo que le interesaba a Krauze era ver la caída del comunismo, pero eso no invalidada su testimonio. Miles de testigos en todo el mundo recordamos esos eventos y sabemos que el historiador mexicano acudió a su cita con la historia (¿la Historia?) y no dio falso testimonio.

María Baranda, Jorge González de León, María Rivera, Eduardo Hurtado

El pasado 6 de abril, una comunidad lastimada, ofendida, ignorada, salió a las calles de múltiples ciudades del país a protestar por la inseguridad, la violencia extrema generada por el crimen organizado ilegal y el crimen organizado legal. Uno de sus integrantes, el poeta Javier Sicilia, había perdido a su hijo merced actos criminales que no han sido esclarecidos, y quizá por ese hecho, por tratarse del hijo de un poeta, se salvó de la respuesta característica que las autoridades federales y locales suelen dar a estas muertes: son criminales víctimas de otros criminales en su despiadada lucha por el control de las diversas plazas, o como la ha dicho el mismo presidente de la nación: son los criminales que se están matando unos a otros.

Francisco Segovia, David Huerta, Eduardo Vázquez Martín, María Baranda, Jorge González de León

No es la primera vez que un miembro de la comunidad artística nacional se ve afectado por la criminalidad despiadada que invade al país como la peste bubónica. El año pasado el violista Omar Hernández-Hidalgo fue asesinado brutalmente en Tijuana luego de ser secuestrado y torturado, sin que hasta la fecha autoridad alguna se haya pronunciado al respecto, y frente al silencio de las autoridades culturales que nada dicen. Hoy le tocó al hijo de uno de los poetas más respetados y queridos del país, pero mañana podría tocarle a cualquier otro: un pintor, algún dramaturgo, un actor, un director de cine, un vecino cualquiera, un amigo, cualquiera...

David Huerta, María Baranda y Eduardo Vázquez Martín

La cita de la marcha de protesta fue en la explanada del Palacio de las Bellas Artes, y de allí partió hacia el Zócalo. desde las 14:00 hrs., según reportaban algunos medios de comunicación radiofónicos, comenzó a aglutinarse la gente, y para las 16:00 hrs el hervidero era ya notorio. Poetas y escritores, libreros y editores, actores y lectores de a pie, comenzaron a formar parte del conglomerado. Aislados, como mudos testigos esta vez, no como participantes, se veían algunos pocos, muy pocos políticos. Entre la muchedumbre se vio a un Pablo Gómez, esta vez sin reflectores sobre él, testigo mudo de un movimiento sin partido que lo cobijara.

Héctor Orestes Agulilar (de espaldas), Enzia Verduchi y María Baranda (de espaldas)

Durante el trayecto se gritaron consignas, algunas de las cuales parecían fuera de lugar ("Narco, canijo/ tú también tienes hijos"), pero que eran comprensibles en un ambiente colectivo plagado de enojo y frustración. Nada como para rasgarse las vestiduras. No todas las consignas recibieron la misma respuesta, pero todas tenían el mismo origen: hacer patente el enojo, la frustración de una comunidad, la literaria, que por vez primera se ve en toda su fragilidad, y hacia la que uno no esperaría el menor asomo de mezquindad y sí la solidaridad y comprensión.

Francisco Segovia

Un denominador común llevaban las consignas: repudio total a la violencia del crimen organizado, y a la política de (in)seguridad nacional promovida por el gobierno federal, así como un abierto repudio al propio titular del Ejecutivo, quien con o sin razón por parte de quienes le reclamaban su proceder, es el autor de dicho proceder federal.

Federico Campbell

¿Importa el número de asistentes al mitín? Televisa, que siempre manipula los datos, estimó en diez mil los asistentes. Desde el templete de los oradores, el ensayista y traductor del alemán Héctor Orestes Aguilar calculó que bien podrían haber acudido unas 25 mil personas. Pero, ¿realmente importa? Todo mundo dirigió su mirada al templete principal, y desde allí la plancha del Zócalo, la más grande del mundo, se veía colmada. Pero, ¿realmente importa la cantidad exacta? Lo que importaba, lo que importa, es que se trataba, se trata, de un hecho histórico, y había que estar ahí, mirando lo que había que mirar, y escuchar lo que había que escuchar, no mirando hacia la retaguardia, no contemplando los huecos donde no había nadie.

Gerardo Kleinburg

De haber estado presente Enrique Krauze en esta congregación, ¿habría desviado la mirada hacia la desembocadura de alguna de las varias calles que dan al Zócalo? ¿Se habría detenido a mirar los espacios vacíos que pudiera haber hallado a su paso? ¿Habría desistido de su labor de historiador y se habría escudado en argumentos insustanciales? ¿Su liberalismo le habría permitido actuar con tanta frivolidad, con tan nula sensibilidad? Cierto, él no estuvo presente allí, y tal vez nunca lo sabremos, pero vale la pena plantearse tales cuestiones, porque estamos hablando de la "historia", aunque sea con minúscula; pero esa "historia" es la del hombre y la mujer de todos los días, de esos miles de padres, madres, hijos, hermanos, amigos, que han muerto en una guerra que no parece conducir más que a más muertos y sin ningún fin real posible.

Adolfo Castañón

¿La Historia? Tal vez esa la escriban los vencedores, si es que algún día hay vencedores en esta guerra absurda y sin sentido. ¿La Historia con mayúsculas? Tal vez la escriban los liberales, o tal vez no, pero ¿tiene sentido una historia, una Historia, que no refleja el momento histórico, que no da cuenta real de lo que sucede, que no da cuenta de sus propias herramientas para hacerse comprensible, compartible? ¿A quién va ir dirigida semajante Historia? Tal vez a nadie. Tal vez por eso se dirige la mirada hacia el vacío.

Héctor Orestes Aguilar

La concentración en el Zócalo de la ciudad de México dio cuenta de una comunidad, la literaria, y de sus lectores, que se siente vejada, mancillada, ofendida, ignorada, como sucede con el resto de la población nacional. En los hechos, el gobierno federal, como quería aquel presidente de infausta memoria, "ni los ve ni los oye", aunque diga que está abierto a las críticas pero mantendrá la estrategia ya trazada. ¿Entonces para qué la crítica si ya de entrada hay oídos sordos?

El doctor René Drucker Colín

La crítica y denostación que se hizo públicamente hacia el titular del Poder Ejecutivo no es una muestra de cerrrazón o de rencor ideológicamente ubicado, sino acaso de la frustración de quienes se sienten excluidos en los hechos de las decisiones que se toman desde arriba, desde una verticalidad que da vértigo porque desde las alturas del poder no se puede ver la vida de los individuos, la vida destruida y destrozada de miles de familias cuyos muertos son criminalizados en automático ("porque se están matando entre ellos", según ha dicho el presidente de la nación).


Mariano Flores Castro

Tal vez la marcha (las múltiples marchas) no sirvan de mucho en los hechos. Pero es un símbolo del rechazo a una vida política que no contempla a sus ciudadanos si no es como estadísticas, como números que nada dicen: 35 mil muertos y contando. Como en el nazismo, son números que despersonalizan, pero detrás de cada número, hay una persona: un hijo, una hija, un padre o una madre, un hermano o una hermana, un amigo o una amiga, alguien lejano o cercano, alguien a quien el gobierno abandonó a su suerte y sólo le queda sumarse a la pila de los muertos, y soportar que su nombre, lo único que muchos tienen, sea manchado "porque era un criminal y se están matando entre ellos". Contra eso se protestó, entre otras cosas.


¿Tiene importancia cuántos asistieron al Zócalo? Para quienes sólo se interesan en la frialdad de los números, tal vez sí, tal vez no.

jueves, 7 de abril de 2011

Bajo el signo de iris. René Char, poeta del amor, por Mechthild Cranston

René Char es una de las figuras capitales de la poesía francesa de la segunda mitad del siglo XX. Admirado por la crítica, que lo ha estudiado ampliamente, por los colegas, que lo han celebrado y traducido, e incluso por los músicos, que han partido de sus textos para crear obras fundamentales, como Psi selon pli, de Pierre Boulez, Char ha dejado tras de sí una obra lírica monumental de enorme trascendencia. En este ensayo de Mechthild Cranston se explora uno de los rasgos menos evidentes y menos estudiados de su poesía: el amor.


Si te interesa leer el ensayo, descarga el archivo en el enlace siguiente:

martes, 5 de abril de 2011

Paul Hoover: Souvenir / Desolación - Traducción de María Baranda

“Souvenir: desolación”, está basado en el poema póstumo de Mallarmé “Una tumba para Anatole”, el cual consiste en una serie de fragmentos elegíacos dedicados a su hijo muerto a los ocho años. Hoover trató de completar estos fragmentos al sobreescribir o trasvasar la barrera del lenguaje para completar lo no escrito o no dicho en otro idioma, como si fuera una proyección que se desprende de los instantes fugitivos de la propuesta mallarmeana.

Paul Hoover

Sigue el enlace y descárgalo en pdf para leerlo en tu iPad, iPod, Kindle o cualquier dispositivo móvil, o bien para imprimirlo.

domingo, 3 de abril de 2011

Carta abierta a Fernando García Ramírez

Carta abierta a Fernando García Ramírez

Estimado Fernando:

Me tomo la libertad de redactar esta carta y dirigírtela porque no pude evitar notar que casi a partir que se dio la noticia del asesinato de Juan Francisco Sicilia, hijo de nuestro amigo y colega, el ya no poeta Javier Sicilia, y otras seis personas en la ciudad de Cuernavaca, tu actividad en la red social que muchos compartimos, facebook, se desvaneció en el silencio casi total. No es que me preocupe, pero hasta antes de esa malhadada ocasión, tú solías participar con una energía febril no sólo en tu propio muro, sino en el de muchos de nosotros, y muchos nos acostumbramos a verte como un generoso padre liberal que constantemente tiene y tenía que reconvenir a sus hijos virtuales en la red porque no saben comportarse en sociedad: dicen malas palabras en voz alta, comen con la boca llena, hacen ruido al masticar, eructan en la mesa, y cosas virtualmente por el estilo. Tu presencia siempre nos ha parecido a muchos necesaria, si bien no compartimos tu credo liberal –ya sabes, Fernando, cómo suelen (solemos) ser algunos hijos; no reconocemos nuestra herencia– porque tus señalamientos nos sirven de contraste para poder observar, o al menos intentarlo, la recta senda y no perdernos en el caos y el desorden a que nuestra adolecente edad nos hace proclives.

Recuerdo que, al menos en mi caso, la última vez que me reconviniste por abrir mi bocaza fue hace una semana, exactamente, cuando lleno de furia juvenil le exigí, virtualmente, a Jelipillo que se llevara su guerra de mierda a otra parte. Después de eso ya no volví (volvimos) a saber de ti. Ese mismo día empezó a circular por la red, en los muros de muchos de nosotros, peticiones de firmar una carta en protesta y de solidaridad con las víctimas del asesinato en Cuernavaca, incluido Javier Sicilia. Las actividades de protesta se multiplicaron tanto en el mundo virtual como en el real, e incluso a muchos nos llegó un correo originalmente enviado por Eduardo Hurtado, pidiéndonos firmar esa carta abierta que se publicó el pasado viernes 1° de abril por La Jornada. Y allí de nuevo me sorprendió no ver tu nombre.

Y no pude evitar preguntarme por qué razón no firmaste la carta. No es que tenga el atrevimiento de que nuestro padre liberal nos dé cuentas de qué hace o no, y por qué; hay cosas que un padre debe hacer y los hijos no tienen por qué exigir o pedir cuentas. Pero no dejó de tomarme por sorpresa. Busqué una respuesta en la más reciente edición de Letras Libres, y salvo un texto en los blogs de la Redacción (que no significan una toma de postura oficial de la revista) firmado por Eduardo Vázquez Martín y redactado en primera persona, no encontré nada que pudiera considerarse una reacción oficial de la revista.

Tal vez no te enteraste de las protestas populares (sí, ya sabemos que te desagrada esa expresión, pero qué se le va a hacer) porque los medios informativos que tú lees sí firmaron el acuerdo para la información que Iniciativa México propuso, y entre las medidas adoptadas allí está la de dimensionar los acontecimientos, y muy probablemente el periódico o periódicos que lees decidieron hacer eso: dimensionar las muertes: siete muertos en Cuernavaca contra doce mil en Japón, no vale ni la pena informarlo.

O tal vez estás (o están los liberales) más preocupado por las revueltas en Libia, por el posible derrocamiento de ese tirano malvado y sanguinario, antidemocrático, que no adopta el credo liberal y democrático hoy predominante en el mundo. Tal vez te recuerde la revolución de terciopelo en Praga, o el deseo de ver a un pueblo eliminar la dictadura que impide el cultivo de las virtudes occidentales del liberalismo y la economía de mercado. Allí sí se está escribiendo Historia, no como en Cuernavaca, o el DF. Sí eso podría ser.

En la carta se habla de “miembros de la comunidad cultural, académica y artística del país”, y me dije: tal vez Fernando no se sienta parte de ninguna de esas comunidades. Podría ser. Tal vez debieron incluir a la “comunidad liberal” para que así pudieras identificarte (o pudieran hacerlo otros) con alguna comunidad en particular y así asentar su firma. Sí, es posible. Pero hay varios amigos en común que comparten el credo liberal que profesas, o al menos que son cercanos al mismo, y que sí firmaron la carta.

Tal vez sea porque se trata de una carta donde hay de dulce, de chile y de manteca entre sus signatarios, y un buen padre liberal debe conservar la ecuanimidad y no mezclar todo tipo de aguas en un mismo balde, so pena de contaminar los recursos acuíferos de la familia. Si, podría ser eso.

Podría deberse también a que no compartes la visión crítica del periódico que publicó la carta. Sí, definitivamente, eso podría ser. ¿Cómo se atreven esos rojillos a no darle crédito al señor Presidente por lo que hace por todos nosotros, él, el impoluto –sea lo que sea que eso signifique?

O tal vez sea porque en el primer párrafo de la carta se habla “de la inoperante estrategia diseñada por el gobierno de México para combatir el narcotráfico y del fracaso de una guerra cuya verdadera naturaleza se quiere ocultar a través de diversas maniobras, como la de bautizarla con eufemismos destinados a velar la realidad”. Y es probable que tú no puedas signar una afirmación tan temeraria. Sí, sabemos que tú sí crees que la guerra contra el narco y la estrategia por la seguridad sí son operantes y efectivas, y que las muertes, por cuan dolorosas y terribles, son necesarias para llegar a la tierra prometida que el Moisés que nos guía conoce. Sí, eso podría ser. O tal vez para ti no se trata de una guerra, como dijo una vez ese profeta arrodillado llamado Carlos Marín.

O tal vez se deba a que el credo liberal propone actuar sosegadamente, sin la cabeza caliente, pensar las cosas con calma y ya serenados los ánimos, adoptar una postura pública. Tal vez el credo liberal impele a adoptar los tiempos que los espacios impresos permiten, y dado que Letras Libres sale una vez al mes, y los asesinatos sucedieron casi al finalizar el mes de abril, tendremos que esperar al próximo número, el de mayo, para saber la postura oficial de los liberales (o tal vez el lunes la revista publique algo en su versión electrónica). Sí, eso también podría ser. Aunque me pregunto, de manera retórica, por supuesto, si Octavio Paz habría actuado de esa forma.

Tal vez te solidarizaste con Javier Sicilia en privado y te pareció innecesario firmar la carta reproducida el viernes y hacer pública tu posición al respecto. La modestia liberal ha sido siempre una virtud mal entendida por la juventud revoltosa, lo sabemos.

O tal vez no lo hiciste porque no consultaste tu charola de correo electrónico, como muchos hacemos diariamente, ni viste el facebook, y no te enteraste. Pero incluso tu cuñado, José Emilia Pacheco, quien no forma parte de esta comunidad virtual, la firmó; tal vez no se tomó la molestia de preguntarte si tú ya la habías firmado. Misterious ways!!!

Cualquiera hayan sido las razones que te llevaron, Fernando, a guardar silencio ante los acontecimientos que indignan a una cada día mayor parte de la población (que de todas maneras es una minoría resentida y malagradecida, lo sabemos muy bien por las estadísticas que así lo demuestran), espero que entiendas estas graves efusiones de tus jóvenes hijos virtuales. Queremos que sepas que se te extraña en la vida virtual de las redes sociales. No te pedimos que nos des razón de tus actos, de tus palabras y de tus omisiones o ausencias. Sabemos que eres un buen padre virtual liberal que sólo busca lo mejor por sus rebeldes hijos virtuales.

Sólo esperamos que para cuando la comunidad liberal adopte una postura oficial, la correcta, lo sabemos, dentro de un mes, no sea demasiado tarde, y no haya más asesinados. Tus hijos virtuales iremos a la marcha del miércoles, y sabemos que no apruebas que seamos tan rejegos ni tan rebeldes, pero ya sabes lo que decía Edgar Alan Poe: la adolescencia es una enfermedad que se cura con la edad. Te prometemos mantener la cordura y no avergonzarte con nuestros actos.

Te saluda, afectuosamente,

José Manuel Recillas

viernes, 1 de abril de 2011

Editorial

Hoy empieza sus actividades Poetas en la web, un esfuerzo para divulgar lo mejor de la creación y la reflexión en nuestro país. Hubiéramos querido desear que nuestro primer editorial de nuestro primer número fuera una presentación de lo que será la revista, sus alcances, sus objetivos, presentar a sus colaboradores, a las integrantes del Comité Editorial, y hablar de sus futuros contenidos. En lugar de eso, nuestra primera actividad consiste en divulgar la carta abierta (publicada hoy por el periódico La Jornada) que la comunidad literaria le envía a nuestras autoridades nacionales para cambiar la estrategia de seguridad nacional (una demanda que ya sólo muy pocos defienden), y clamar justicia por el cobarde asesinato del hijo de nuestro amigo y colega, el poeta Javier Sicilia.


Carta abierta
Periódico La Jornada
Viernes 1º de abril de 2011, p. 15


El asesinato en Cuernavaca de siete personas (entre ellas Juan Francisco Sicilia, el hijo del poeta y periodista Javier Sicilia) es una expresión más de la violencia que hoy prevalece en la mayor parte del territorio nacional, reflejo de la inoperante estrategia diseñada por el gobierno de México para combatir el narcotráfico y del fracaso de una guerra cuya verdadera naturaleza se quiere ocultar a través de diversas maniobras, como la de bautizarla con eufemismos destinados a velar la realidad ("La lucha por la seguridad", por ejemplo).

Como se ha vuelto costumbre, antes siquiera de contar con alguna pista sobre los posibles autores materiales de estos crímenes se intentó identificar a los individuos asesinados como miembros de algún grupo de delincuentes. Dado que hace unos cuantos días numerosos medios del país (encabezados por Televisa en un acto que se promocionó y transmitió como uno más de sus programas de entretenimiento) firmaron un convenio, entre cuyos acuerdos está el de no referir detalles noticiosos que le hagan el juego al crimen organizado, es probable que estos hechos apenas se divulguen y que se escamoteen ciertos datos que delatan lo que en última instancia constituyen: un acto de terror enderezado contra la población.

La palabra "terrorismo" asusta y encrespa al gobierno federal, que ha decidido vetarla a toda costa. A la luz del antedicho pacto es muy posible que periodistas y locutores opten por sumarse al veto, a nombre de una supuesta y tal vez bien intencionada defensa de la comunidad. Esta es una medida, sin embargo, que colinda con la autocensura y que no beneficia al ciudadano de a pie, cuyas posibilidades de defenderse y tomar previsiones dependen del cabal conocimiento de las diversas y mudables formas de operar de los criminales, así como de las noticias que dan fe de una táctica de combate diseñada sobre las rodillas y por lo tanto ineficiente.

Hoy más que nunca es preciso que los ciudadanos de todo el país nos unamos en distintos niveles y formas de organización (gremiales, laborales, vecinales, etcétera) para denunciar y enfrentar de manera resuelta hechos como el que aquí se menciona, exigir que se les de la cobertura que merecen, demandarle a las instituciones de gobierno que se persiga y castigue a los culpables y, finalmente, reclamar que este tipo de ataques se investiguen y atiendan como lo que son: actos de violencia que las distintas organizaciones del narcotráfico y, por desgracia, los mismos cuerpos de seguridad del Estado, empiezan a cometer de manera indiscriminada en contra de la sociedad civil. Quienes firmamos esta carta, miembros de la comunidad cultural, académica y artística del país, nos solidarizamos con nuestro amigo y colega Javier Sicilia y con las familias de todas las víctimas involucradas en estos hechos lamentables.

Abraham Nahón, Adán Echeverría García, Adriana de Teresa Ochoa, Adriana Díaz Enciso, Adriana González Mateos, Adriana Konzevik, Adriana Matalonga, Adriana Menassè, Aglae Margalli, Agnès Mérat, Agustín Sánchez, Aída Favela Gavia, Aída Jiménez Orozco, Aída Maltrana Hernández, Alain Derbez, Alba Teresa Estrada Castañón, Albertina Contreras, Alberto Aranda, Alberto Blanco, Alberto Chimal, Alberto García Saavedra, Alberto Pérez Schoelly, Alberto Ruy Sánchez, Alejandra Liceaga, Alejandro Aranda, Alejandro Herrera, Alejandro Paez Varela, Alejandro Tarrab, Alejandro Toledo, Alejandro Villalba, Aleksandra Jablonska, Alexis Gómez Rosa, Alfredo de Stéfano, Alfredo Ginés Díaz, Alfredo López Austin, Alicia García Bergua, Alicia Mariscal Ortega de Yapur, Alicia Segura, Alida Casale Núñez, Alina López Cámara y Glantz, Aline de la Macorra, Aline Petterson, Alma Leticia Benítez, Alonso Ruiz Belmont, Alvaro Abreu, Alvaro Mata Guille, Alvaro Solís, Amalia Attolini, Amanda Quezadas Llanes, Amelia Rivaud Morayta, Amira Aranda Astudillo, Ana Bustamante Figueroa, Ana Bustillo, Ana de Ita, Ana Franco Ortuño, Ana García Bergua, Ana Garduño, Ana Helena Treviño, Ana Lidya Flores Marín, Ana Margolis, Ana María Jaramillo, Ana María Salmerón Castro, Ana Terán, Ana Velia Chagoya Arzate, Anaïs Abreu d’Argence, Anamari Gomís, Anamaría Ashwell, Andrea Caso, Andrés Ramírez, Ángel Moisés Rojas, Ángeles Sánchez Bringas, Angélica Tornero, Antonio Calera-Grobet, Antonio Deltoro, Antonio Sarmiento Galán, Araceli Zúñiga Vázquez, Aramar Soto, Argelia Arriaga García, Armando Chong, Armando Contreras, Arturo Cipriano, Arturo García Hernández, Arturo Mendoza, Atenea Acevedo, Athenea Baker, Aurelio Major, Aurora del Villar, Aurora Fernández, Aurora Pedroche, Bárbara Chasson R., Bárbara Durán Cruz, Bárbara Jacobs, Bárbara Jacquemin, Beatriz Ariadna Escalante de Haro, Beatriz Barros Horcasitas Beatriz Cano, Beatriz Espejo, Beatriz Eugenia Romero Cuevas, Begoña Lecumberri, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón, Benjamín Mayer Foulkes, Berenice Manjarrez Vericat, Bernarda Martín Vieyra, Bernardo Gamboa Sánchez, Berta Hiriart, Bertha Alavez, Bertha González-Pedrajo, Betsabé Romero, Bety Íñiguez, Blanca Luz Pulido, Boris Viskin, Braulio Hornedo Rocha, Busi Cortés, Camilo Manrique Sevillano, Carla Faesler,Carla Victoria Valencia Negrete, Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal, Carlos Alcocer, Carlos Eduardo Martínez Rentería, Carlos Einar Salcedo Morales, Carlos Figueroa Ibarra, Carlos Gaytán, Carlos López Beltrán, Carlos M. Valverde-Rodríguez, Carlos Pellicer López, Carlos Sánchez González, Carmen Aceves Velasco, Carmen Amato, Carmen Carrara, Carmen Giménez Cacho, Carmina Hernández Covarrubias, Carmina Rufranco, Carolina Kerlow, Carolina Meneses Fernández, Catalina Eibenshutz, Catalina Pereda, Cecilia Appleton, Cecilia Lugo, Cecilia Zeledón, Celina Montes Santillana, César Horacio Espinosa Vera, Chac, Chloe Aridjis, Ciprián Cabrera Jasso, Cissi Montilla, Citlali Guerrero, Clara Rojas Aréchiga, Clarisa Falcón Valerdi, Claudia Burr, Claudia Canales, Claudia Gidi, Claudia González Báez, Claudia Guillén, Claudia Jiménez Villaseñor, Claudia Luna, Claudia Mercedes Palavicini Sánchez, Claudia Rodríguez Borja, Claudia Sánchez de Tagle, Claudina Domingo, Columba González Duarte, Concepción Arroyo, Conrado Arranz, Conrado Tostado, Cony Cuevas, Coral Bracho, Cristián Bredée Tovar, Cristián Calónico Lucio, Cristina Cortés, Cristina Gómez Álvarez, Cristina Gutiérrez Suárez, Cristina Múgica, Cristina Ninaki Ortega Kanoussi, Cristina Pacheco, Curry Fernández, Dalí Corona, Dana Gelinas, Daniel Camacho Jiménez, Daniel Luna Alcántara, Daniel Mir, Daniel Molina Álvarez, Daniela Camacho Jiménez, Daniela Morábito Rojas, Daniela Pastrana, Daniela Tarazona, Danielle Zaslavsky, David Fernández Dávalos, David Huerta, David Olguín, David Ortiz Celestino, Denise Anzures, Denise Hellion, Diana del Ángel, Doctor Lakra, Dolores Castro, Edgar Piedragil, Edilberto Aldán, Edith Mariela Castro Flores, Edith Negrín, Eduardo Almeida Acosta, Eduardo Antonio Parra, Eduardo Cerecedo, Eduardo Clavé, Eduardo Herrera Fernández, Eduardo Hurtado, Eduardo Milán, Eduardo Montagner Anguiano, Eduardo Mosches, Eduardo Piastro, Eduardo Quintanar Guadarrama, Eduardo Rebolledo, Eduardo Reyes de la Cruz, Eduardo Silva Novelo, Eduardo Vázquez Martín, Efrén Calleja, Ehitel Silva Zegarra, Elba Macías, Elena Loera, Elena Martín-Lunas Rodríguez, Elena Poniatowska Amor, Elena Urrutia, Elia Domenzain, Elia García, Elin Emilsson, Elisa Ramírez Castañeda, Elizabeth Cazessús, Elizabeth Heyns, Elmer Mendoza, Elsa Cross, Elsa González Paredes, Elsa Medina Castro, Elvira Concheiro, Emiliano Álvarez, Emiret Millán Figueroa, Emoé de la Parra, Ena Lastra, Eniret Millán Figueroa, Enrique Arriola Woog, Enrique Rodríguez Varela, Enzia Verduchi, Eraclio Zepeda, Eréndira Camacho, Eréndira Gallo, Estela Treviño, Estella Burgos, Eugenia Gutiérrez-Trejo Slim, Eugenia Meyer, Eugenia Russek, Eulalia Bermúdez, Eva Aridjis, Fabio Morábito, Fabricio Mijares, Federico Campbell, Federico de la Vega, Federico Urtaza, Felipe Ponce, Félix Vergara López, Fernanda Sordo, Fernanda Vera Mergruen, Fernando García-Crespo Rama, Fernando Matamoros Ponce, Fernando Romero Oropeza, Flavia Ester Anau, Flora Botton-Burlá, Francesca Gargallo, Francis Mestries, Francisco Arciniega Cortés, Francisco Goldman, Francisco Magaña, Francisco Martínez Negrete, Francisco Muñoz, Francisco Peredo Castro, FranciscoSegovia, Francisco Toledo, Franco Aceves Humana, Franco Corona, Frida Gorbach, Gabriel Castaños Mora, Gabriel Salom, Gabriel Wolfson, Gabriela Balderas, Gabriela Galindo, Gabriela Gullco, Gabriela Gutiérrez Ovalle, Gabriela Lara Torres, Gabriela Torres de Bermúdez, Gaëlle Le Calvez, Genaro S. Carnero, Georgina Tábora, Gerardo de la Torre, Gerardo González, Gerardo Martín Conde, Gilberto López y Rivas, Gilberto Magaña Hernández, Gilda Castillo, Gloria Artís, Gloria Carrasco, Gloria Falcón, Grace Quintanilla, Graciela Salazar Reyna, Graco Rojo Curiel, Grissel Gómez Estada, Guadalupe Acosta, Guadalupe Alonso Coratella, Guadalupe Loaeza, Guadalupe Rivemar Valle, Guadalupe Sánchez Sosa, Guadalupe Valencia G., Guadalupe Zamarrón, Gumersindo Vera Hernández, Gustavo Ogarrio, Gustavo Pérez, Héctor A. de Gortari Sánchez, Héctor Carreto, Héctor Gómez Vázquez, Héctor Hernández Montecinos, Héctor Luis Zarauz López, Héctor Manjarrez, Héctor Manuel Perea, Héctor Miguel Sánchez Rodríguez, Héctor Perea, Héctor Suárez Gomís, Héctor Velázquez Gutiérrez, Helena Sánchez, Heriberto Rodríguez, Hernán Bravo Varela, Homero Aridjis, Horacio Ortiz, Hugo E. Ponce-Ulloa, Hugo Vargas, Ignacio López Guerrero, Igor Barreto, Ilián Blanco García, Iliana Godoy, Iliana Olmedo, Ina Larrauri, Indira Kempis, Ingrid Solana Vásquez, Ingrid Suckaer, Inti García Santamaría, Irad Nieto, Irma Vidana Hernández López, Irvin Guerrero, Irving Ramírez, Isa Yolanda Rodríguez, Isaac Meza, Isabel Cabrera, Isabel Vericat Núñez, Ishtar Cardona, Itzel Zavaleta, Iván Domínguez- Azdar, Iván Vergara, Ivonne Boyer, Jaime Arrangoiz, Jaime Avilés, Jaime Chabaud, Jaime Moreno Villarreal, Jaime Muñoz Vargas, Jaime Pérez Mendoza, Javier Contreras Villaseñor, Javier de la Mora, Javier Ledesma, Javier Mardel, Javier Pérez Siller, Javier Tovar, Jeanette Hernández García, Jeannette Betancourt, Jesusa Rodríguez, Joaquín Olivares, Jocelyn Pantoja, Jorge Alfredo Pacheco, Jorge Brash, Jorge Esquinca, Jorge Javier Romero, Jorge Juárez Morales, Jorge Lebedev, Jorge Luna, Jorge Mujica, Jorge Orendain, Jorge Ortega, Jorge Priego Martínez, Jorge Rodríguez, Jorge Turner, Jorge von Ziegler, José Agustín, José Antonio Aspe, José Antonio Castillo Riaño, José Antonio de Lara Rangel, José Antonio González de León, José Arias Chávez, José Emilio Pacheco, José Gil Olmos, José Luis de Haro Velázquez, José Luis Fernández Sepúlveda, José Luis Kraft Vera, José Manuel Di Bella, José Manuel Recillas, José Manuel Rodríguez Ramírez, José Manuel Rueda Smithers, José María Espinasa, José María Muría, José Peguero Arciniega, José Quezada, José Ramón Enríquez, José Ramón Enríquez, Josefina Batanero, Josefina Estrada, Josefina García Fajardo, Josefina Jiménez Cortés, Josefina Larragoiti, Josu Landa, Juan Antonio Perujo Cano, Juan Carlos Rangel, Juan Francisco Urrusti Alonso, Juan José Macías, Juan Tonda, Juan Villoro, Juana María Perujo Álvarez, Julia Con Uribe, Julia Piastro, Julián Herbert, Julieta Lizaola, Julieta Valle Esquivel, Karla Sandomingo, Katya Mandoki, Laura Adriana Hernández Martínez, Laura Almela, Laura Bárcena, Laura Castellanos, Laura Ramírez, Laureana Toledo, Leonardo M. Tyrtania Geidt, Leonides Afendulis García, Leonor Fernández, Leopoldo Cervantes- Ortiz, Leopoldo Lezama, Leticia Gamboa Ojeda, Leticia García, Leticia Huijara, Leticia Luna, Lilia Martha Partida Flores, Liliana Felipe, Lina Odena Güemes, Lino Perea, Liz Durand Goytia, Lorena Fortolís, Lorena Marcela Padrón, Lorena Saucedo, Lorena Wolffer, Loudes Almeida, Lourdes Tamayo Salazar, Lucero Enríquez, Lucía García Noriega y Nieto, Lucía Melgar, Lucía Osvaldo Garrido, Lucía Rivadeneyra, Luciana Ramos Lira, Luciano Domínguez Cherit, Lucila Torres, Lucinda Gutiérrez Ruiz, Luigi Amara, Luis Adán Zayas Castillero, Luis Alberto Arellano, Luis Alberto López Wario, Luis Armenta Malpica, Luis Cortés Bargalló, Luis Fernando Lara, Luis Fernando Ortega, Luis Humberto Crosthwaite, Luis Lombardo, Luis Manuel Amador, Luis Rodríguez, Luis Téllez-Tejeda, Luisa Alba Lois, Luz Aurora Pimentel, Luz de Teresa, Luz del Amo, Luz Emilia Aguilar Z., Luz Fernández de Alba, Lydia Castillo de Wieland, Ma. Eugenia Sánchez Díaz de River, Ma. Luisa Capella, Malva Flores, Manuel Borrás, Manuel Mena Jara, Manuela Álvarez Campa, Marcela Sánchez Mota, Marcelo Marquís, Marcelo Uribe, Marcia Hiriart, Marcial Fernández, Marco Antonio Campos, Marco Barrera Bassols, Marco Eduardo Murueta, Marco Tulio Lailson, Marcos Límenes, Marely Romero, Margarita de Orellana, Margarita Palacios Sierra, Margarita Peña, Margarita Rojas, Margarita Sologuren Sorcia, Margarita Velázquez Gutiérrez, María Baranda, María de los Ángeles Hope, María del Carmen de Lara, María del Carmen Farías Román, María del Carmen Martínez Diez, María del Pilar Paz Román, María E. Gonsebatt, María Elisa Velázquez Gutiérrez, María Emilia Caballero, María Esther Quintero, María González de León Álvarez, María Goycolea Artís, María Guadalupe Ochoa Ávila, María Guerra, María Haydeé García Bravo, María Jazmina Barrera Velázquez, María Luisa Martínez Passarge, María Munguía Zatarain, María Novaro, María Rivera, María Rosas, María Stoopen, María Teresa Lugo, Mariana Elizondo, Mariana Vega, Marianella Villa, Mariano Flores Castro, Maricruz Jiménez, Maricruz Patiño, Mariel Ruiz de Chávez, Marina Bergua Conde, Marina Fe, Mario Bellatín, Mario Casasús, Mario Ojeda Revah, Marisa Giménez Cacho, Marisol Fernández Alonso, Marisol Simón Pinero, Maritza Forsman, Marlene Fautsch Arranz, Marta Donis, Martha Cecilia Ornelas Gil, Martha Elena Munguía Zatarain, Martha Esparza, Martha Favila, Martha Ilián Salgado, Martha Massa, Martha Robles, Martha Villanueva Aguilar, Martín Solares, Mary Carmen Sánchez Ambriz, Masha Zepada, Matilde Tercero Bueno, Mauricio Molina, Mauricio Montiel Figueras, Maya Lorena Pérez Ruiz, Mayán Santibáñez, Mercedes Luna Fuentes, Miguel Quintero, Miguel Sánchez-Rojas, Miguel Vélez, Milton Medellín, Miriam Aragón, Moisés Arroyo Hernández, Mónica Benítez, Mónica Hoth, Mónica Lombardo Sherrill, Mónica Mansour, Mónica Michel, Mónica Pérey Taylor Navarrete, Monserrat Gali, Nadia Medina Muro, Natalia González Gottdiener, Natalia Pérez Turner, Nelly Muñoriero Ortega, Néstor Francisco Sampieri Laguna, Nicole Spitalier, Nora Cavazos, Norberto de la Torre, Norbeto de la Torre González, Norma Cervantes Mayora, Nuria Marrugat, Nuria Segovia Aguilar, Obed González, Octavio Miramontes, Octavio Rodríguez Araujo, Odette Alonso, Ofelia Medina, Olga Angulo, Olimpia Flores Ortiz, Olinka Ávila Escárzaga, Oralba Castillo Nájera, Óscar de la Borbolla, Óscar Luviano, Óscar Santos, Óscar Wong, Pablo Alfonso Graniel, Pablo Amor, Pablo Esquinca Ávila, Pablo Mora, Pablo Quintero V., Pablo Raphael, Pablo Rulfo, Paloma Quijano, Paloma Villegas, Pancho Navarrete, Paola Tinoco García, Patricia Andrade del Cid, Patricia Aridjis, Patricia de Oteyza, Patricia Gutiérrez-Otero, Patricia Rivas, Paulina Michel, Paulina Rivero Weber, Pilar López, Pilar Medina, Pilar Urreta, Rafael Barajas, Rafael Bojalil, Rafael Catana, Rafael Ferragut, Rafael Huacuz Elías, Rafael Jiménez Cataño, Rafael Lemus, Rafael Segovia Albán, Rafael Torres Sánchez, Ramiro S. Osorio, Ramón Ojeda Mestre, Raúl Aguilar Roblero, Raúl Álvarez Garín, Raúl Díaz, Raúl E. 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González Meza, Yolanda Arizmendi, Zazil Collins, Zlate Biezuner, Francisco Toledo.

Responsable de la publicación: Eduardo Hurtado.