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lunes, 9 de mayo de 2011

NEBLINA MORADA: La encrucijada de la poesía y la tozudez de la barbarie, por Irving Ramírez

¿Por qué a un poeta lo obligan a ser líder, alguien que debería estar escribiendo sonetos?; pero qué bueno que así sea ahora —no por las causas terribles—, porque él tiene más sensibilidad. Ve las cosas con otros ojos, sin ambiciones ni mezquindades. La poesía es un estandarte, y un consejero, y una garantía de compromiso real.

Lo que sucede en el país es algo inédito, los cimientos de la sociedad se cimbran no por los grupos de poder característicos, sino por la conciencia social, representada por el hartazgo y la desesperación. El miedo ya se sabe, es un revulsivo: los esclavos fueron explotados sin ningún ápice de dignidad por siglos en todo el mundo, había temor, pero también odio. Supieron esperar el momento adecuado para rebelarse. Nadie soporta por siempre una situación que pone en peligro su estabilidad emocional, vital, y su existencia. Lo que sucede en México mas temprano que tarde iba a reventar. Tenemos una tradición guerrera, y al mismo tiempo, un carácter sumiso, un estoico y hierático ensimismamiento que raya en la resignación secular. Sin embargo, esta contradicción se resuelve en una explosión punitiva. Tal parece ser la tarea de hoy. Las multitudes antaño timoratas (clase media y alta incluidas), se involucran en este movimiento que no se rige por la agenda de los grupos hegemónicos.

Estos están aterrados, son rebasados ante su incompetencia, su egoísmo, y ya no representan a nadie. Es curioso que sea la poesía quien concite esta confianza ciudadana, no es algo nuevo: en la Nicaragua sandinista, los líderes eran poetas, lo mismo en Checoslovaquia a la caída del muro de Berlín, y otros sitios. Sicilia sabe leer la realidad porque desde antes ya era un agudo observador de esta, una analista. Además tiene a su favor el fervor religioso que toca la identidad del pueblo mexicano, al no afiliarse a ninguna sigla, hasta las clases más conservadoras le dan un voto de confianza.

Tampoco era tan difícil, al vivirse estos tiempos de gran autoritarismo, del peligro fascista en el umbral del futuro próximo. La gente cree que estamos mal, pero presiente que podemos estar peor, y antes de que llegue, han decidido poco a poco actuar, esto se verá próximamente. La marcha de hoy retoma por otro lado la brecha abierta por los zapatistas, que están en resguardo con sus tiempos y estrategias propias, de la izquierda antigua; yo en Xalapa reencontré en ambas marchas a compañeros que no veía en 20 años, es como un deja vu de los setenta. Digamos que ha sacado de sus poltronas a los luchadores de antes, y ha adherido a capas de afectados de todos los ámbitos y a las nuevas generaciones.

El desconcierto es general: los medios no saben como actuar aun no entienden el alcance ni la naturaleza de este movimiento porque no fue creado por ellos como los anteriores de la señora Wallace, y el señor Martí. La diferencia es que aquí hay dos dimensiones muy poderosas: la poesía, y la religión. Ambas tienen que ver con el espíritu. Ese tejido social que menciona Sicilia como una inmensa tela rota que hay que zurcir, solo será posible si se obliga a los gruíos facticos a redefinirse, y dejar sus obtusas mezquindades fincadas en el fondo en las ganancias y el poder.

Esta radicalización del movimiento, dictará la agenda nacional, desde el 2012, hasta la revisión de la constitución y su cumplimiento y su posible enmienda (plebiscito, revocación de mandato, etc.) para que se hagan responsables de enderezar el rumbo. Esta vez no hay nadie que venga a estabilizar el país, como lo hacía Sana Ana al necesitarlo cada vez que se les iba de las manos; solo el pueblo con su organización y compromiso, y esto se logrará si trucan lo más preciado de su vida. Su estabilidad familiar, su seguridad, esto es lo que no han entendido los tecnócratas, que han despertado la semilla de la insurrección, sea la que fuere, porque nadie aguanta que le maten a sus hijos, para ellos están dispuestos incuso a romper con inercias, tabúes, y su propia naturaleza conservadora. Sicilia lo sabe, y este es el momento, después de todo tiene de su lado la poesía, y en este momento en que hemos perdido la libertad de movernos, de tránsito, de divergirnos, de vivir por el miedo, es que posee respuestas que solo la sensibilidad es capaz de saber, como el verso que dice. Para la libertad sangro lucho y pervivo, para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal generoso y cautivo doy a los cirujanos… para la libertad.

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